
Para la comunidad
DESDE LA EXPOFERIA
Aglomeración y aglomeración era lo único que se presentaba ante mis ojos. Personas saliendo y entrando, risas, gritos, música era lo único que mis sentidos percibían. Era 29 de junio y la Expo feria abría nuevamente sus puertas. Al ingresar a la instalación, un ambiente escandaloso y exorbitante daba la bienvenida al público.
En cada paso que daba, encontraba los mismos stands que años anteriores había apreciado. La falta de cultura, tradiciones y costumbres propias de nuestra cultura Tsáchilas eran escasas en esta-expo feria.
Ahora que lo vuelvo a pensar, ninguna de las ediciones anteriores de la expo-feria, ha incluido espacios de cultura y conocimiento de temas diversos e importantes para la sociedad de hoy en día. Nuevamente me sentía decepcionada. Una feria debe ser sinónimo de alegría, tiempo en familia, todo eso quedaba a un lado. La seguridad era el aspecto más importante que en ese momento cruzaba por mi mente, empujones, gente aglomerada y el poco espacio para caminar hacían que quisiera salir rápido de ese lugar.
Al cabo de unos cuantos minutos, salí, peleas entre comerciantes ambulantes, caos vehicular, definían la situación en los exteriores de la expo-feria. Resultaba inexplicable, la falta de autoridades pertinentes, encargadas de sobre resguardar a la ciudadanía ante cualquier problema, en eventos como estos que abarcan gran conglomeración de personas.
Organizar un evento como estos no es tarea fácil, pero debe existir una mejor forma de organizar el espacio, para que todos los visitantes se sientan felices y cómodos, de esa manera todos tendremos un grato recuerdo de la Expo feria.